SE CUMPLEN 65 AÑOS DE LA CAÍDA DEL AVIÓN DE LA FUNDACIÓN “EVA PERÓN” EN CASTILLA
El monumento que se encuentra en Aeroparque representa a un avión en llamas caído del que se elevan las figuras de los héroes muertos. Dice: No cayeron”. Murieron.

Lograron aterrizar salvando la vida de los pasajeros en Castilla, provincia de Buenos Aires el 27 de septiembre de 1949.
El avión Douglas DC4 LV-AB, bimotor con capacidad para 44 pasajeros, había sido enviado por Eva Perón a Quito, Ecuador, para prestar ayuda social a las víctimas de un sismo. Llevaba medicamentos y ropas y transportaba a un equipo de enfermeras.
Partió de regreso a la Argentina despedido por una multitud el 26 de septiembre por la mañana y debía arribar el miércoles 27 a las 17 horas en el aeródromo de Morón. Allí lo recibiría la misma Eva Perón junto a una importante comitiva de altos funcionarios del gobierno argentino.

Inmediatamente el Presidente Juan Perón dispuso el envío de ambulancias y todo lo que fuera necesario a las inmediaciones de Castilla, donde el aparato había caído, exactamente en el campo de Luís Bonnet (en la actualidad su propietario es Orlando Abrhan).

Aparentemente, un escape en un tubo de oxígeno ubicado debajo del asiento del copiloto produjo un primer incendio en la cabina, originado por una chispa que luego se extendió por todo el interior del aparato.
En un acto heroico el piloto advirtió el peligro de la explosión por lo que el aterrizaje debía completarse en el menor tiempo posible. Lo hizo. Lo hizo sin emplear el tren de aterrizaje intentando deslizar el avión sobre su panza, para evitar carretear con las ruedas sobre el suelo blando del campo lo que provocaría un daño mayor.

Ambos murieron carbonizados y fueron rescatados al día siguiente luego de que los Bomberos trabajaran toda la noche para apagar el incendio.
Los peones del campo de Bonnet fueron testigos del accidente y los primeros en acercarse a salvar a los sobrevivientes: antes de clavarse de trompa, el aparato se deslizo llevándose por delante varias vacas que pastaban y los alambrados del campo, los motores del avión se incendiaron y luego la hélice mayor se partió. Vieron como a veinte metros de altura algunos pasajeros se arrojaron del avión: eran una azafata, un funcionario del Ecuador y un entrenador físico que al abrirse la puerta de emergencia fueron despedidos, después, el resto del pasaje salió como pudo por temor a que el aparato estallara.

Al día siguiente llegaron al andén número 5 de la Estación Retiro del ferrocarril San Martín, los restos del piloto, el copiloto y la camarera. Estaban acomodados en vagones especiales y desde allí fueron llevados en carruajes fúnebres hasta el

El piloto, Norberto Fernández tenía 37 años y hacia 15 que se desempeñaba en la Fuerza Aérea Argentina y había nació en Río Gallegos el 1° de mayo de 1912.
El copilotop Gregorio Torrealday tenía 39 años. La auxiliar de abordo era Esther Dates.
Investigación y texto: Natalia Colombo.
Fotos diario de la época: Andrés Vitali.
