NOCHE DE TENSIÓN EN CHACABUCO TRAS EL PEDIDO DE JUSTICIA POR EL ASESINATO DE SILVIA PEREYRA
La marcha convocada ayer en reclamo de justicia por el crimen de Silvia Pereyra comenzó con un numeroso grupo de vecinos que se concentró en la Plaza San Martín. Luego, los vecinos se trasladaron a la Comisaría, donde ingresaron pidiendo explicaciones a las autoridades. Sin la presencia del secretario de Seguridad, Darío Ciminelli -por quien los vecinos insistieron con el pedido de renuncia-, quien se ocupó de transmitir la versión oficial fue el nuevo director general de Seguridad, Marcelo Loyola, acompañado por el Comisario, Hernán Reyes. Hay un nuevo detenido a quien se está investigando por su posible participación en el hecho, que se suma al joven detenido el último domingo. Ninguno de los dos detenidos declaró ante la Fiscalía, a pesar de que el propio Loyola les aseguró a los vecinos que “el caso está esclarecido”. La gente pidió luego la presencia del intendente Víctor Aiola, quien tampoco se hizo presente. La protesta, de ese modo, se trasladó hacia el domicilio del propio Intendente, lugar que ya estaba protegida por efectivos policiales. Hubo huevazos, piedrazos, y un detenido.
22/1/19- Se convocó para las 20:00 a una marcha con un pedido de justicia por Silvia y por más seguridad para Chacabuco. El encuentro fue solicitado por un grupo de vecinos de la mujer asesinada. Pocos minutos después de la hora pactada, alrededor de 300 personas estaban reclamando. En las consignas de carteles, se podían ver frases como “Basta de Inseguridad” y “Dejen de Matarnos”. Caía la noche, y los vecinos comenzaron con un ruidazo sobre la calle Reconquista. Entre los cánticos, empezó a sonar el nombre del intendente Víctor Aiola, solicitando su presencia. “¡Que venga el Intendente! ¡Que venga el Intendente!”, gritaban. “Nosotros queremos seguridad, porque en nuestro barrio, ya ocurrieron bastantes hechos.
Ingreso a la Comisaría y pedidos de renuncia
Luego, el reclamo se trasladó de la plaza principal a pocos metros: todos los vecinos se dirigieron hacia las puertas de la Comisaría. Persistía el pedido de justicia, y los carteles se multiplicaban. Allí había familiares y vecinos de Silvia, además de decenas de ciudadanos que sufrieron hechos de violencia e inseguridad y que reclamaban, también, por ello. Desde el interior de la Comisaría, que se encontraba con las ventanas cerradas, se podían observar a varios efectivos observando por la ventana la situación, lo que desató el enojo de la gente, que pedían por el Secretario de Seguridad: “¡Qué salga Ciminelli! ¡Que salga Ciminelli!”. Luego, un grupo pidió su renuncia: “¡Qué renuncie!”. Nuevamente allí apareció el nombre del Intendente: “¡Vení a sacarte fotos acá, Aiola!”. La situación se ponía cada vez más tensa y nadie, de manera oficial, daba una respuesta. Fue ahí que la gente comenzó a ingresar a la Comisaría a pedir explicaciones. Fue en ese entonces cuando quien apareció fue el nuevo director general de Seguridad, Marcelo Loyola, junto al comisario Hernán Reyes. “¡Vos sos nuevo, no tenés nada que ver! ¡El que tiene que dar la cara es Ciminelli!”, le afrontó una vecina. Ante el pedido de la gente, Loyola y Reyes fueron hacia la puerta y el primero habló frente a la comunidad. “Este es un hecho tremendo, que nos va a enlutar para el resto de nuestra vida. Este caso está esclarecido, hay dos detenidos, ambos conocidos de la víctima”, comenzó en su discurso el Director. “Hemos trabajado y en 36 horas pudimos esclarecer el hecho”, siguió. Sin embargo, algunos vecinos lo increparon porque “si todavía hay dudas, no está esclarecido”. “Hay elementos probatorios y contundentes, pero están en manos de la Fiscalía Descentralizada. En las próximas horas tendrán seguramente todo lo que necesitan”, respondió Loyola. “No te hagas cargo de Ciminelli”, le gritó una mujer. “Los policías tienen que estar en los barrios, no en el centro”, pidió otra. Tras la breve intervención, los efectivos se retiraron. La gente, aún con mucha bronca, decidió ir a reclamar frente a la casa del intendente Víctor Aiola.
Incidentes y un demorado frente a la casa de Aiola
Luego de pedir por la presencia del Dr. Aiola, sin éxito, los vecinos movilizados se trasladaron hacia su casa de calle 12 de febrero, frente a la Plaza 5 de agosto. Cuando llegó la marcha, ya había fuera de la vivienda dos patrulleros y varios efectivos con cascos, escudos y escopetas con balas de goma. La gente pedía insistentemente la palabra del Intendente. Al interior de la casa, todo estaba oscuro, por lo que se especula que no había nadie en ella. Sin embargo, los efectivos mantuvieron la custodia. “¡Que venga a dar la cara!”, expresaban algunos de los presentes, mientras otros insistían con que le pida la renuncia al secretario Ciminelli. Tras varios cánticos, la situación llegó a su punto máximo de tensión cuando un grupo de manifestantes agarró uno de los contenedores y lo apuntó hacia la vivienda del Jefe Comunal. Luego, comenzó una lluvia de huevazos que se estrellaban contra la casa. Todo empeoró cuando uno de los efectivos policiales que estaban al resguardo de la casa de Aiola hizo unos gestos de “burla” hacia algunas vecinas, que lo increparon. Ahí comenzaron a volar algunas piedras y pedazos de ladrillo, que también impactaban sobre las ventanas del hogar. La policía se cubrió con los escudos mientras dos de ellos sacaron sus escopetas creyendo que la gente iba a avanzar. En ese momento, una corrida hacia la esquina de calle Jujuy alertó a los vecinos y a los efectivos: policías de civil detuvieron y golpearon en el suelo a un joven de 21 años que cargaba con piedras para seguir lanzándolas hacia la vivienda. Tras un momento de tensión, el joven fue llevado a la Comisaría, en donde se le labró una contravención por disturbios, y posteriormente fue liberado. La madre del joven, también presente, tuvo un encontronazo con uno de los policías de civil, y acusó un empujón del mismo. Tras la detención del joven, y el episodio de las piedras, muchos de los vecinos se retiraron del lugar, quedando frente a la casa de Aiola un grupo de no más de cincuenta personas, que continuó su reclamo. Poco después, ya no quedaba prácticamente nadie.
Fuente: www.cuatropalabras.com