JULIAN DOMINGUEZ DESTACO QUE LA POSICION DE LA PRESIDENTA INAUGURO UN NUEVO PARADIGMA SOBRE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA MUNDIAL

“LA REGULACION DEBE ESTAR SOBRE EL MERCADO DE CAPITALES”, ASEGURO EL MINISTRO DE AGRICULTURA ARGENTINO.

En la cumbre presidencial del G20.
En la cumbre presidencial del G20.
3/11/11- Tras participar en la comitiva presidencial en la cumbre del G20, el Ministro de Agricultura argentino, Julián Domínguez, resaltó esta tarde desde Cannes en declaraciones a la prensa, la visión de la seguridad alimentaria del gobierno nacional tras presentar un informe técnico donde además incluye la volatilidad de los commodities agrícolas, el Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial 2010-2020, los procesos de biotecnología y genética del sector y el rol de las cooperativas en los esquemas de producción y comercialización.

En tal sentido, Julián Domínguez destacó el discurso de la Presidenta ante empresarios representativos del G20 donde, remarcó que “habló de un nuevo capitalismo de la mano de la agroindustria, y respecto a la regulación, la Presidenta hizo hincapié en que los estados deben regular a los mercados financieros y no a la producción de alimentos”.
SEGURIDAD ALIMENTARIA – NUESTRA VISION DEL TEMA
Cambio en el contexto internacional. Se espera una variación en el poder relativo económico internacional para el año 2030. Mientras que al inicio de la década del ’50 China e India detentaban menos del 10% del PBI mundial, para el año 2030 se estima que representarán más de 1/3 del total mundial. Lo que desplazaría el centro de gravedad del poder económico mundial del Norte hacia el Este y el Sur.
Un vasto sector de la población mundial ha aumentado su nivel de ingresos, teniendo la misma una dinámica comparable a la verificada por la Europa y Japón de la posguerra. Esta población será esencialmente urbana y esto implica nuevas necesidades de alimentación. El mejoramiento de las condiciones de vida y la modificación de las pautas de consumo serán, en mayor proporción que el aumento poblacional, los motores que impulsen el crecimiento de la demanda de alimentos.
Argentina considera a la seguridad alimentaria como un tema central en la agenda internacional, por lo que en cada reunión se reitera nuestro profundo compromiso para continuar desarrollando acciones tanto a nivel nacional, regional como internacional para hacer frente al flagelo del hambre.

Resulta fundamental un claro y preciso diagnóstico de cuáles son las causas que han generado el hambre en el mundo para poder identificar las acciones correctivas del caso. En este sentido, deseamos dejar en claro que consideramos que la principal causa del hambre es la fuerte desigualdad en la distribución de los ingresos y su consecuencia primigenia y la pobreza.
Actualmente hay 1.000 millones de personas que sufren hambre y las proyecciones de la FAO indican que de aquí al 2050 la producción alimentaria tendrá que incrementarse en un 70% para abastecer la creciente demanda. Todo esto nos exige extremar los esfuerzos para aumentar la producción y la productividad agrícola. Para nosotros la respuesta no pasa por deprimir los precios de los commodities sino por producir MÁS ALIMENTOS PARA MAS PERSONAS.
Sin embargo, deseamos destacar dos elementos:
– En primer lugar el incremento de la producción no debe realizarse a cualquier costo sino que debe ser de manera sustentable, de lo contrario estaremos comprometiendo el futuro de las próximas generaciones. Para eso debe realizarse un nuevo salto tecnológico en la producción, para lo cual la cooperación, la innovación y la transferencia de tecnología adquieren especial relevancia.
– En segundo lugar, como señalara nuestra Presidenta Cristina Fernández de Kirchner en oportunidad de la Cumbre FAO de Seguridad Alimentaria de junio de 2008: “La caracterización del problema alimentario no es solamente un problema de producción de alimentos sino también de distribución de alimentos”. No alcanza sólo con más alimentos, es imperioso lograr un mundo más justo y equitativo.
La volatilidad es intrínseca al sector agropecuario, principalmente por la falta de elasticidad tanto del lado de la oferta y de la demanda. No es sencillo responder a eventos climáticos adversos que reducen drásticamente la producción agropecuaria. Sin embargo, en estos últimos años se ha señalado que estamos en presencia de una “excesiva volatilidad”. Al respecto deseamos destacar lo siguiente:
– En décadas anteriores hemos visto situaciones de mayor volatilidad, sobre todo en los 70, donde la crisis del petróleo repercutió directamente en los precios de los commodities. La situación evidenciada en estos últimos años se debe fundamentalmente a la irrupción en los mercados agrícolas de capitales especulativos que huyeron de los mercados financieros frente a la crisis del 2008.
– Se comparte la necesidad de atenuar los riesgos asociados al exceso de volatilidad de los precios de los alimentos (sin distorsionar el funcionamiento orientador del mercado a través de los mismos), cuya variabilidad excesiva en el corto plazo repercute negativamente en las previsiones de los productores y desincentiva la inversión en el sector agropecuario
– Sin embargo, no creemos que la solución a la excesiva volatilidad pase por reducir artificialmente los precios de los commodities. Ya hemos planteado en varias oportunidades que el hambre en el mundo no es producto de la volatilidad de los precios sino de la pobreza y de la injusta distribución de la riqueza. En la historia de la humanidad han existido grandes hambrunas en un contexto donde los precios de los alimentos se mantenían bajos y estables. Es más, entendemos que justamente los precios artificialmente bajos por los subsidios de los países desarrollados, ha sido una de las principales causas que afectara a vastas regiones del mundo, como América Latina o África, desalentando la inversión en agricultura y por ende limitando el desarrollo de todo su potencial productivo y exportador.
– Para afrontar las consecuencias, siempre decimos, más alimentos para más personas. Para ello, Argentina considera que un determinado nivel de precios de los productos agrícolas es un factor fundamental y básico que puede incentivar la inversión en el sector agrícola, lo que permite aumentar la producción y por ende la oferta de alimentos.
APORTE DE LA ARGENTINA A LA SEGURIDAD ALIMENTARIA
Desde 2003 hemos venido implementando una serie de políticas activas tendientes a incrementar la producción sostenible con inclusión social. La Argentina es un país de 40 millones de habitantes, que produce alimentos para 400 millones de personas. En la última década hemos incrementado la producción de granos de 67 millones de toneladas a más de 100 millones de toneladas y se abre un camino de crecimiento donde la meta es llegar a multiplicar ese volumen en la próxima década, incorporando tecnología y tierra al proceso productivo de la Argentina. En los últimos 10 años hemos casi triplicado nuestras exportaciones de commodities y manufacturas de origen agropecuario, pasando de 13.000 millones en el año 2000 a 37.000 millones en 2010.
Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial: La Argentina ha lanzado una Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial 2010-2020 con el objetivo de profundizar la tendencia ya iniciada años pasados en la generación de valor agregado, con fuerte inserción de la Argentina en las cadenas globales de valor mundiales y, al mismo tiempo, promover que tal generación de valor se desarrolle no sólo globalmente sino fundamentalmente en origen, a fin de impulsar un proceso de desarrollo con equidad, todo ello en un marco de sustentabilidad ambiental y territorial. En este sentido deseamos destacar algunas de las metas de incremento de producción que nos hemos planteado al 2020:

Granos +58% (meta 157,5 millones de tn.)
Complejo hortícola +89% (meta 10,2 millones de tn.)
Complejo frutal cítrico +36% (meta 4,5 millones de tn.)
Complejo frutal pepita y carozo +29% (meta 3,1 millones de tn.)
Complejo apícola +115% (meta 118 mil de tn.)
Complejo marítimo pesquero +26% (meta 680 mil tn.)
Complejo cárneo bovino +46% (meta 3,8 millones de tn.)
Complejo avícola +88% (meta 3 millones de tn.)
Complejo cárneo porcino +193% (meta 822 mil tn.)
Complejo cárneo ovino +40% (meta 106,4 mil tn.)
Complejo lácteo bovino +75% (meta 18, 3 miles de millones de litros.)

Esto será posible por numerosas razones, de las cuales queremos destacar las siguientes:

– En la Argentina, cerca del 80% de la superficie sembrada utiliza siembra directa. El sistema de siembra directa mejora en promedio un 25% la eficiencia del uso del agua, mejora los niveles de producción y contribuye a realizar un mejor uso y conservación de los recursos naturales involucrados en el proceso productivo. Por otra parte, permite reducir el uso del combustible fósil, en promedio, entre un 40 y un 50% respecto a la labranza convencional, dependiendo del cultivo y del nivel tecnológico empleado. Esto presenta tanto ventajas económicas como ambientales ya que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero y promueve el secuestro de carbono en el suelo.
– La biotecnología agrícola constituye un instrumento central para incrementar la productividad de los cultivos y el valor nutricional de los alimentos. A modo de ejemplo, para los dos últimos cultivos biotecnológicos autorizados en Argentina (ambos para maíz) se han medido incrementos del rendimiento que rondan el 10% comparado con otros transgénicos similares y hasta un 25 % comparado con sus homólogos convencionales. Asimismo estas tecnologías reducen el gasto del agricultor en agroquímicos y utilización de maquinaria lo cual reduce los costos y contribuye al cuidado del ambiente.
– Estamos promoviendo una nueva ley de tierras con el fin de evitar que se comprometa el desarrollo y la soberanía del pueblo argentino sobre sus recursos naturales estratégicos y no renovables.
– Promovemos el desarrollo de la agricultura familiar con políticas tendientes a evitar su expulsión de los mercados de productos agropecuarios y promover su integración en las cadenas productivas.
– Promovemos el cooperativismo con el fin de lograr la participación en forma justa y equitativa de todos los productores en el comercio internacional evitando de esta manera que las ganancias se concentren en unas pocas manos.

3 de noviembre de 2011

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