JUBILADA HEREDÓ MILLONARIA HERENCIA
La Justicia dictaminó que es la hija de un hacendado que dejó bienes por US$ 30 millones.
13/9/12- Tras 13 años de un complejo proceso legal, la Justicia pampeana dictaminó que la jubilada Eva Paole (73) es la única hija del hacendado Rufino Otero y heredera de la mitad de la fortuna de 30 millones de dólares que dejó al morir en 1983. Así finalizó en primera instancia el juicio de filiación que Paole inició el 2 de agosto de 1999, durante el cual el cadáver de Otero fue profanado y se tuvieron que realizar ocho análisis genéticos para determinar si era o no su hija.
La sentencia fue emitida por el juzgado civil Nº 5, a cargo de Claudio Soto. La jueza titular Gabriela Pibotto –que llevó la causa– tiene carpeta médica hace meses. Ahora, el acceso de Paole a los bienes que dejó Rufino Otero depende del camino de una nueva causa judicial. Y de la chance de que este fallo sea apelado. “Estamos contentos. Es una alegría muy grande, saltamos todos los tropiezos que tuvimos”, dijo ayer Eva Paole en su casa de General Acha, en La Pampa, donde vive con una pensión mínima.
“La alegría nuestra es un llanto a la vez”, confiesa y recuerda a Miguel, el más grande de sus hijos, quien murió el último 5 de abril. A su lado están los otros dos, Raúl y José. Para todos ellos, el fallo es un alivio. “Esto es una muestra que no mentíamos”, dice la mujer.
La pelea de Paole por su identidad y la fortuna de Otero comenzó hace 13 años. Fue cuando su hijo Miguel escuchó el rumor de que su mamá podía ser hija de Rufino Otero en una parrilla del pueblo. “Mirá esos muchachos, qué mal la están pasando. Y lo bien que podrían estar con la plata de Rufino Otero”, le dijo a un amigo Francisco “Pancho” Larzábal. Esas palabras fueron confirmadas con los dichos del piloto de Otero, Domingo Blanco y de Casilda Vivas, una tía de Eva. Otero fue un hacendado que tuvo la fortuna más grande en esa zona de La Pampa. Al morir dejó unas 50.000 hectáreas, inmuebles urbanos, dos aviones y gran cantidad de ganado. En 1991 la viuda de Otero cedió todo al sobrino del empresario, Darío Sarasola.
La historia parece de telenovela. Josefa Paole (la madre de Eva) trabajaba como empleada doméstica en la casa de los Otero. Allí se convirtió en la amante de su patrón. De esa relación nació Eva, pero su origen se ocultó y luego “don Rufino” se casó con una mujer de su misma posición social.
El 2 de agosto de 1999 Eva Paole presentó una demanda de filiación diciendo que era hija de Rufino Otero. Pidió un cotejo de ADN y además un juicio de reivindicación, reclamando la millonaria herencia en manos de Sarasola. Allí comenzó una verdadera batalla: al mes, el cuerpo de Rufino Otero fue robado para evitar que se hiciera el ADN y se puso otro cuerpo en su lugar.
En 2007 murió Darío Sarasola y fue heredado por su viuda Graciela Cabantoux y sus hijos Hernán (21) y Agustina (26). Poco después se conoció que, entre junio y diciembre de 2006, había vendido unas 26.000 hectáreas a una sociedad anónima desconocida. También vendió siete inmuebles y cuatro campos. Finalmente, en 2008, se determinó que la probabilidad de que Rufino Otero fuera el padre de Eva era del 99,999%, pero recién ahora la Justicia falló en su favor.
Lejos de los millones que le esperan al final de un camino legal que parece nunca terminar, Eva lleva una vida sencilla. Cuida sus plantas, escucha la radio hasta la madrugada y recibe a diario a sus hijos. Ayer, apenas se conoció la sentencia, tuvo un pensamiento más realista: “Con todo esto, ¿no me harán problemas para cobrar la jubilación?”. Sus hijos, a coro, le gritaron: “Andá…”.
Fuente: clarin.com.ar – Por Gustavo Laurnagaray