HACIA UNA ARGENTINA SIN HAMBRE
17/5/10- Uno de los principales propósitos de nuestro Ministerio, en concordancia con el pensamiento de la Presidenta de la Nación, es el de hacer de la Argentina una estructura competitiva en la producción de alimentos, es por eso que hemos realizado el lanzamiento del Plan Estratégico Alimentario y Agroindustrial 2010-2016 que se sentará sobre tres ejes: la soberanía decisional del Estado, la seguridad alimentaria y la promoción del valor agregado en origen. Para ello, debemos volcar nuestros mayores esfuerzos en afianzar un sistema de producción que permita la realización de todos los argentinos, tal como lo ha sido la matriz del modelo de este período histórico que estamos viviendo. La misma que impulsa el agregado de valor, favoreciendo así la generación de empleo.
La Argentina con su desarrollo tecnológico y científico debe insertarse y vender lo que produce. El mundo está esperando lo que la Argentina pueda ofrecerle, y nosotros desde el Estado estamos dispuestos a dar ese salto de calidad que le permita a nuestro país, no solo exportar materias primas que después serán procesadas en otro lugar, si no que sea la Argentina la que comercialice valor agregado. Esta concepción no apunta solo a lo productivo del sect! or, es una herramienta destinada también a la generación y el mejoramiento del empleo, al arraigo territorial y a la modernización. Por eso lo hacemos absolutamente convencidos de que este es el camino del crecimiento como Nación y de la identidad como pueblo. Así terminaremos con esa visión que condenaba a la Argentina a ser una potencia vinculada solamente a la exportación de los productos primarios.
El General Perón no se equivocaba cuando auguraba que el 2000 era el año del universalismo, y que la Argentina iba a tener una gran oportunidad, debido a que el mundo iba a demandar los alimentos que nuestra nación produce. La capacidad de innovación de nuestro sector agropecuario, que es admirada por los productores de vastas regiones del planeta, ha acompañado este proceso con sus saltos tecnológicos y su constante crecimiento productivo en cada campaña. Pero ese objetivo no sería posible de cumplir si el Estado no sirviera su infraestructura para ampliar los mercados donde colocar esa producción excedente.
El Bicentenario plantea varios desafíos, como una Argentina sin hambre donde la producción esté destinada a abastecer a todos los argentinos.
Tenemos un Estado que es capaz de mirar para arriba e ilusionarse con sueños, con utopías, con proyectos, y de mirar la tierra y comprometerse con el hombre de campo, con la investigación agropecuaria. Esta es la Argentina del Bicentenario que queremos dejarle a nuestros hijos, con capital de investigación, desarrollo tecnológico, con todas las posibilidades de ser competitiva, de tener perspectiva hacia el mundo y con más producción y más productores.
Julián Domínguez
Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación