EL RELINCHO DE RAWSON NO PUDO CON LA GUARIDA DE 9 DE JULIO
19/12/10- El tablero quedó como muda evidencia: 19-14. Ahí está el festejo. Sereno. Sólo unos cuerpos transpirados mezclados entre la caballada, a un costado de la cancha 2 del Campo Argentino de Polo, en Palermo. Ahí está La Guarida de 9 de Julio, acariciando el título del 69º Abierto Argentino de Pato. Con el valor agregado de su juego y la grandeza del gesto hacia su rival, El Relincho de Rawson. Ahí están Francisco Bellapart, Andrés Lanfranco, Ariel Tapia y Dante Spinacci empapados de gloria. A lo campeón.
¿Qué pasó antes? Hubo un partido lleno de emociones y de vértigo que más de mil personas pudieron disfrutar. Que arrancó parejo, con estudio, hasta que Spinacci y Tapia comenzaron a demostrar su clase y sus diez goles: 7 a 3 al cabo del segundo tiempo, silencio expectante en la gente, anónima y de las otras: embajadores de Australia, Israel, Rusia y Argelia en el palco. De golpe, el partido empezó a abrirse para El Relincho. Gastón Lemme comenzó a tomar protagonismo en la patrulla de la media cancha y Luciano Tuñón se las arreglaba para disimular sus problemas de monta.
Entonces, apareció lo mejor: el ida y vuelta, la reacción inesperada, el partido que parecía para uno encaminándose para otro. Gol de Tuñón. Gol de Spinacci. Corrida y grito de Luciano Lemme. Robo y anotación, otra vez, de Tuñón. Un gol abajo para el Relincho a dos minutos del quinto chukker; foul discutidísimo pitado contra Martín Lemme, cuando se ponía 13-13 con todo un tiempo y poco más. La protesta de esa jugada despertó el desconcierto en el equipo de Rawson y los campeones, apoyados en la estirpe goleadora de Daniel Tapia, se fueron al último chukker con un 15- 12 tranquilizador.
A la salida del último tiempo, La Guarida, con la calidad de su caballada y el temple de Spinacci, cerró el partido. Con el ímpetu de Gastón Lemme y Alejandro Tuñón, El Relincho descontó a un minuto de la campanada.
Último throw-in. La Guarida defiende, El Relincho ataca desesperado. El tablero consume la agonía y sella el resultado: 19 a 14. Cuatro hombres, en pleno crepúsculo, sentían en sus manos el temblor distinto e inigualable del contacto con una copa.
Spinacci, un as de vigencia y efectividad
Pocos jugadores en la historia pueden acreditarse el récord de Dante Spinacci. El N° 2 del campeón, de 56 años, volvió tras siete años para jugar su décima final, de las cuales ganó… las diez. Un fenómeno de efectividad y vigencia. «Es el día más feliz de mi vida», dijo, abrazado al pato de plata.
Por Andrés Vázquez para www.lanacion.com.ar
Cuando perdiendo se gana.
Igualmente a la muchachada de Rawson felicitaciones,en los 2 equipos hubo representación de nuestro pueblo, eso no es poco;el resultado es solo para las estadísticas.