EL LAVADO DE MANOS REDUCE LAS MUERTES POR INFECCIONES RESPIRARTORIAS Y DIARREAS
Hoy se celebra el Día Mundial del Lavado de Manos. El descubrimiento de sus beneficios cambió la historia de la medicina moderna. Insisten en lavarse las manos con jabón ni bien se llega al hogar.
15/10/12- Un hábito tan sencillo como lavarse las manos con agua y jabón antes de comer y después de usar el inodoro podría salvar más vidas que cualquier vacuna o intervención médica, reducir las muertes por diarrea casi a la mitad y evitar un cuarto de las muertes por infecciones respiratorias agudas como la bronquiolitis.
A partir de ese conocimiento, las Naciones Unidas establecieron que todos los 15 de octubre se celebre el Día Mundial del Lavado de Manos, una fecha para que los especialistas e instituciones vinculadas a la prevención en salud difundan los beneficios de esta práctica que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
En ese sentido, el ministerio de Salud de la Provincia y la Dirección General de Cultura y Educación promovieron una jornada de concientización en las escuelas para que se difundan el hábito de lavarse las manos.
Este año, la Alianza Global para promover el Lavado de Manos con agua y jabón se orientó hacia los más chicos y las instituciones escolares, que suelen ser ámbitos de alta transmisión de enfermedades.
“Son los niños quienes padecen de manera desproporcionada de diarrea y enfermedades respiratorias, que en muchas ocasiones los lleva a la muerte”, explicó Collia. Y agregó que “lo bueno es que si desde las áreas de salud y educación de los gobiernos logramos, junto con los docentes, enseñarles a incorporar el hábito del lavado de manos con agua y jabón, ellos mismos pueden ser parte de la solución”.
El contacto con las bacterias y microorganismos presentes en las heces suele ser el inicio de múltiples infecciones. “Se genera el circuito ano-mano-boca y es así como las personas nos contagiamos virus como el de la hepatitis y otros microorganismos que generan infecciones gastroinstestinales y respiratorias”, explicó Luis Crovetto, director provincial de Atención Primaria.
Crovetto recordó que cuando se desató la pandemia de gripe A H1N1 logró instalarse en la comunidad una mayor conciencia respecto del hábito de lavarse las manos con agua y jabón, sobre todo después de ir al baño, antes de preparar alimentos y al regresar al hogar.
Sin embargo, agregó, “con el desarrollo de la vacuna ese hábito que resulta tan económico como redituable para prevenir numerosas infecciones se fue diluyendo y ya no son tantos los que lo practican a diario”.
Cómo hacerlo
Los especialistas recordaron que no basta con mojarse un poco las manos. Se trata de hacerlo a conciencia, con agua potable y jabón, frotando las palmas y dorsos de las manos y entre los dedos, además de las uñas y muñecas. Luego se debe enjuagar muy bien. Todo el procedimiento no debe durar menos de 30 segundos.
Uno de los momentos en los que hay que lavarse las manos indefectiblemente es al regresar al hogar, en lo posible antes de tocar cualquier otra cosa. Esto evita contaminar con agentes patógenos traídos de la calle los objetos de la casa.
El segundo momento clave es luego de ir al baño por el riesgo de contacto con bacterias y gérmenes imperceptibles que suelen estar presentes en la zona genital.
También resulta elemental lavarse antes de preparar alimentos, después de tocar mascotas y antes de entrar en contacto con bebés y chicos pequeños, que son los que tienen el sistema inmune menos desarrollado y resultan más vulnerables a todo tipo de gérmenes, bacterias y virus.
El primero que lo supo
El médico austríaco Samuel Semelweiss fue el primero en darse cuenta que el lavado de manos evitaba muertes. Sin embargo, ese descubrimiento de mediados del siglo XIX fue desdeñado por sus contemporáneos que lo tildaron de loco. En 1858 la comisión de la Academia de Medicina de París rechazó sus tesis. Más tarde sí se enfermó de Alzheimer y murió en la más sórdida de las demencias.
Muchos años después lo reivindicó nada menos que Luis Pasteur quien reconoció en Semmelweis al descubridor de la asepsia.
Semmelweis en 1842 trabajaba en el hospital General de Viena y comenzó a observar que en uno de los dos departamentos de obstetricia de ese lugar más del 30 por ciento de las mujeres que daban a luz morían de lo que llamaban “fiebre puerperal”.
Un día se enteró que uno de sus colegas, el doctor Kolletscha, había muerto en pocas horas debido a una infección desconocida justo después de cortarse la mano mientras hacía una autopsia.
En ese momento Semmelweis vio la relación: antes de visitar y explorar a las parturientas, los estudiantes seccionaban los cadáveres. Por lo tanto, era esa “materia cadavérica” la que transportaba la muerte hacia el departamento donde las mujeres puérperas morían. Sin embargo aún faltaban 20 años para que Pasteur demostrara que las infecciones son causadas por microorganismos.
Técnica de higiene de manos con agua y jabón
– Quitarse anillos, relojes y pulseras antes de iniciar la antisepsia de las manos.
– Mantener las uñas cortas
– Abra la canilla, mójese las manos, no emplee agua caliente (si tibia) porque eleva el riesgo de dermatitis, luego aplique suficiente jabón para extenderlo por todas las superficies de las manos.
– Frótese las manos entre sí, haciendo espuma, fuera del agua corriente, para evitar que el jabón se desaproveche.
-Frótese la palma de la mano derecha contra el dorso de la izquierda entrelazando los dedos, y viceversa, luego frótese las palmas de las manos entre sí, con los dedos entrelazados
– Siga frotándose el dorso de los dedos de una mano contra la palma de la mano opuesta, manteniendo unidos los dedos. Rodeando el pulgar izquierdo con la palma de la mano derecha, fróteselo con un movimiento de rotación, y viceversa.
– Frótese la punta de los dedos de la mano derecha contra la palma de la mano izquierda, haciendo un movimiento de rotación, y viceversa.