CUANDO JUBILARSE ERA UNA FIESTA Y NO UNA INTENCIÓN DESTITUYENTE
4/12/12- Lamentable presidenta. Catalogar como «caranchos» a jubilados que perciben haberes miserables y alejados de los ingresos laborales que percibían en su vida activa, en un contexto donde el Estado a través de su gobierno incumple la ley y los fallos judiciales, es realmente lamentable. Y que lo haga alguien como usted que posee una fortuna de millones de dólares, que este año se aumentó el sueldo en un porcentaje que duplica el percibido por el conjunto de los trabajadores del Estado, y que percibe ingresos cercanos a los 70.000 pesos mensuales, es indignante y también inmoral.
Señora Presidenta permítame aclararle que los jubilados inician acciones legales porque la ANSES les liquidó de manera incorrecta durante años, incluso décadas. Esto que le digo fue admitido, reconocido, y tema juzgado por la Corte Suprema de Justicia en su actual composición. La culpa no es de quienes claman por sus derechos, sino del Estado que Usted administra, que les niega justicia.
Señora Presidenta, me gustaría que hiciera el ejercicio de pensar siquiera, que al llegar la edad de retiro, muy merecido por cierto, tuviera que intentar llegar a fin de mes con 1600 pesos en el bolsillo como lo hacen todos los meses, el 80 % de los jubilados de nuestra nación, según sus propios dichos durante la Apertura de la Asamblea Legislativa.
Señora Presidenta, el momento del jubileo, del disfrute, es en nuestra patria el del castigo, el del terror, al haber perdido hace mucho tiempo el haber jubilatorio la necesaria proporcionalidad con respecto al haber que tenía en actividad el trabajador jubilado. Derecho también reconocido por la Corte Suprema de Justicia, con los miembros que usted nombró.
Hay trescientos mil juicios activos, sólo porque una enorme mayoría de los jubilados, no tiene información sobre una eventual incorrecta liquidación, no sabe que está privado de un derecho o no tiene acceso a un abogado previsional. De lo contrario, habría muchos más. Vale señalar que en la actualidad quedan 300 mil de los 500 mil que había en curso, porque muchos han muerto en el intento de cobrar su jubilación, aquella por la que aportó lo que aportó durante sus años como trabajador.
Es hora entonces, que el Estado devuelva al Fondo de Garantía de Sustentabilidad, los fondos prestados por el ANSES, es hora que el Parlamento se de un año de debate para pensar un rediseño integral del sistema previsional, es hora de devolverles a los jubilados y trabajadores la conducción del PAMI y del ANSES. Es hora de devolverles la dignidad, con una correcta liquidación, con la justa proporcionalidad, y con una nueva ley de movilidad que ate el porcentaje solo a la evolución de los salarios de los trabajadores en actividad.
Esa es la manera, y sólo así, después de 30 o 40 años de aportar a la construcción de esta patria, jubilarse volverá a ser una fiesta y no una “intención destituyente”, según su consideración, de esos “caranchos” que no son ni más ni menos que nuestros jubilados, nuestros abuelos, luchando por sus derechos.
Maximiliano Felice
Secretario General
GEN en el Frente Amplio Progresista