Cuando el feminismo es un solo disfraz
9/8/24- Condenamos los actos de violencia perpetrados por el ex presidente kirchnerista Alberto Fernández contra Fabiola Yañez. Este escándalo no merece más que una denuncia contundente, sin matices, excusas, ni atenuantes.
Fernández se autoproclamaba feminista, utilizaba el lenguaje inclusivo para ganarse el favor de ciertos sectores y se jactaba de la creación del Ministerio de la Mujer, mientras puertas adentro golpeaba a su esposa. Esta hipocresía es tan repugnante como inaceptable, y aquellos que fueron testigos silenciosos de estos abusos también deben ser señalados.
Y mientras el país entero atravesaba el dolor y la incertidumbre de la pandemia, Alberto se reunía con mujeres en el despacho presidencial, en una exhibición de cinismo, desprecio por el sufrimiento de la gente y una falta de empatía que resulta intolerable.
Es imperativo que, como sociedad, repudiemos de manera unánime cualquier forma de violencia de género, sin importar quién sea el responsable.
El kirchnerismo utilizó el feminismo para hacer política, pero no levantó la voz contra Alperovich, ni Espinoza y muchos aún no han salido a repudiar a Fernández. Cuando alguien de su mismo partido político comete un hecho tan repudiable, no hay lugar para la complicidad ni el silencio, sin importar afiliaciones o lealtades partidarias.
Al final, la famosa foto del cumpleaños en la quinta de Olivos no fue más que la punta del iceberg de un comportamiento mucho más oscuro y reprobable.