Publicación Pedida por la UCR de Chacabuco
CRIA FAMA Y ECHATE A PERDER
Por Pedro Espondaburu (un rauchense en Tandil)
En la Argentina ocurre que muchas veces suele instalarse una imagen determinada sobre las personas, las ideas, las marcas comerciales y también respecto a los gobiernos.
Y si esa imagen se cristaliza como negativa, es posible que revertirla resulte casi imposible.
Uno de los planos en que se manifiesta con mayor intensidad esa situación es en la actividad política. De allí que los analistas especializados señalen repetidamente que aunque algunos candidatos obtengan buenos niveles de imagen positiva, si a la vez observan altos grados de imagen negativa, difícilmente puedan alcanzar una mayoría electoral.
Lo mismo ocurre con la imagen negativa instalada de ciertos períodos de gobierno o partidos políticos a los que se asocian automáticamente con la mayoría de los males que azotan a la sociedad argentina.
En el caso de la UCR, es indudable que la entrega anticipada del gobierno en dos oportunidades en el actual período democrático ha proyectado en el imaginario colectivo la imagen de incapacidad para gobernar.
Sin embargo un análisis más amplio y menos focalizado, nos muestra que el 10 de diciembre de 2009, cuando se cumplan 26 años de gobiernos democráticos ininterrumpidos, habrán sido 312 meses en los que el pueblo pudo elegir sus gobernantes.
Y el mismo tipo de análisis nos permite observar que sobre esos 312 meses, los argentinos habremos sido gobernados durante 221 meses y 12 días por el peronismo en sus más diversas versiones.
Así, a nivel nacional, el 71 % del tiempo de gobierno democrático argentino que comenzó en 1983, ha estado bajo la dirección del peronismo. Por ende la UCR solo ha gobernado el 29 % del tiempo (90 meses y 18 días).
Más pronunciada es la diferencia en la Provincia de Buenos Aires, donde el peronismo gobernó 264 meses sin interrupciones (casi el 85 % por ciento del tiempo) y la UCR solo 48 meses (casi el 15 % restante).
Si reconocemos como algunos datos ineludibles de la realidad (la única verdad) que en la Argentina actual:
• El 23 % de la población está por debajo de la línea de pobreza;
• Los problemas de inseguridad se han agravado notablemente;
• Hemos dejado de ser un país de tránsito para pasar a ser un país productor de drogas de consumo indebido;
• En el conurbano bonaerense un alto porcentaje de la población no accede a la salud, la vivienda, el agua potable, las cloacas y el pavimento;
• Cientos de miles de jóvenes no completan sus estudios secundarios y
• El 40 % de las personas empleadas está en negro.
Y el partido político que más tiempo gobernó, lo hizo:
Sin soportar numerosos paros generales.
Sin sufrir la mayor cantidad de levantamientos militares del actual periodo democrático.
Con mayoría en el Senado.
Con el control de la Justicia.
Sin saqueos de organización deliberada.
Sin boicots opositores.
Sin ligas de Gobernadores adversas y
Privatizando la carga operativa de todas las empresas públicas productoras de bienes y servicios.
Con este panorama, si se habla de fracaso en la realización colectiva, ¿Cuál de los sectores políticos que han gobernado la Argentina puede considerarse exento de responsabilidad?
Y en ese marco, a mayor tiempo en el gobierno corresponde naturalmente mayor responsabilidad.
Es posible entonces que, de ahora en más, debamos reflexionar más profundamente acerca de qué puede considerarse en la Argentina, una notoria incapacidad para gobernar.
Y aún más cuando resulta bastante prolongada en el tiempo.
En derecho penal nos enseñaron que el tiempo que pasa es la verdad que huye.
En la Argentina, respecto a la capacidad para gobernar, parece que el tiempo que pasa es la verdad que fluye.