Se cumplieron 75 años de la caída en Castilla del avión que regresaba de llevar ayuda humanitaria a Ecuador

En el Aeroparque Jorge Newbery se encuentra emplazado un monumento que representa a un avión en llamas caído del que se elevan las figuras de los héroes muertos. Dice: No cayeron. Murieron.

2/10/24- – De retorno de Ecuador donde cumplieron una misión de ayuda social que les encomendaba la Fundación Eva Perón, se incendió el avión en vuelo. No abandonaron sus puestos.
Lograron aterrizar salvando la vida de los pasajeros en Castilla, provincia de Buenos Aires el 27 de septiembre de 1949.
El avión Douglas DC4 LV-AB, bimotor con capacidad para 44 pasajeros, había sido enviado por Eva Perón a Quito, Ecuador, para prestar ayuda social a las víctimas de un sismo. Llevaba medicamentos y ropas y transportaba a un equipo de enfermeras.
Partió de regreso a la Argentina despedido por una multitud el 26 de septiembre por la mañana y debía arribar el miércoles 27 a las 17 horas en el aeródromo de Morón. Allí lo recibiría la misma Eva Perón junto a una importante comitiva de altos funcionarios del gobierno argentino.

Hacia las 17.30 se informaba un retraso en el aterrizaje y a las 18 horas el avión había perdido contacto con la torre de control. A las 19.30 la Policía de Castilla informaba que el avión se había estrellado con 24 pasajeros a bordo en un campo cercano a esa localidad. Había cinco muertos y diez heridos de gravedad.
Inmediatamente el Presidente Juan Perón dispuso el envío de ambulancias y todo lo que fuera necesario a las inmediaciones de Castilla, donde el aparato había caído, exactamente en el campo de Luís Bonnet.

El diario Crítica, informaba en primera plana que la tragedia aérea enlutaba al país entero.
Aparentemente, un escape en un tubo de oxígeno ubicado debajo del asiento del copiloto produjo un primer incendio en la cabina, originado por una chispa que luego se extendió por todo el interior del aparato.
En un acto heroico el piloto advirtió el peligro de la explosión por lo que el aterrizaje debía completarse en el menor tiempo posible. Lo hizo. Lo hizo sin emplear el tren de aterrizaje intentando deslizar el avión sobre su panza, para evitar carretear con las ruedas sobre el suelo blando del campo lo que provocaría un daño mayor.

Según testimonios de los sobrevivientes, la cabina estaba totalmente incendiada mientras el piloto y copiloto permanecían en sus comandos aterrizando el DC4.
Ambos murieron carbonizados y fueron rescatados al día siguiente luego de que los Bomberos trabajaran toda la noche para apagar el incendio.

Los peones del campo de Bonnet fueron testigos del accidente y los primeros en acercarse a salvar a los sobrevivientes: antes de clavarse de trompa, el aparato se deslizo llevándose por delante varias vacas que pastaban y los alambrados del campo, los motores del avión se incendiaron y luego la hélice mayor se partió. Vieron como a veinte metros de altura algunos pasajeros se arrojaron del avión: eran una azafata, un funcionario del Ecuador y un entrenador físico que al abrirse la puerta de emergencia fueron despedidos, después, el resto del pasaje salió como pudo por temor a que el aparato estallara.
Los heridos permanecieron internados en el Hospital Tomás Keating de Castilla, uno de ellos fue trasladado de emergencia a Mercedes en el tren llamado por ese entonces “El Cuyano”, y el resto del pasaje siguió en el mismo tren hasta Retiro donde fueron recibidos por el propio presidente Juan Domingo Perón, su esposa Eva y una multitud.

Al día siguiente llegaron al andén número 5 de la Estación Retiro del ferrocarril San Martín, los restos del piloto, el copiloto y la camarera. Estaban acomodados en vagones especiales y desde allí fueron llevados en carruajes fúnebres hasta el Ministerio del Trabajo donde fueron velados. Las calles de Buenos Aires estaban cortadas y la gente arrojaba flores desde los balcones.
El piloto, Norberto Fernández tenía 37 años y hacia 15 que se desempeñaba en la Fuerza Aérea Argentina y había nació en Río Gallegos el 1° de mayo de 1912.
El copiloto, Gregorio Torrealday, tenía 39 años. La auxiliar de abordo era Esther Dates.
Tripulantes y pasajeros del avión
Pilotos y copilotos: Norberto Lorenzo Fernández, Carlos María Regunaga y Juan Gregorio Torrealday.
Navegante: David Brandoni
Radiotelegrafista: Dardo Echad González
Mecánico: Oscar Blanco
Comisario: Guillermo Mc Loughlin
Auxiliar: Ester Bates
Pasajeros
Aayudantes Sociales: Haydeé Benzola y Amanda Alles
Periodista: Tito Garay
Fotógrafo: Francisco Caruso
Delegado de la CGT: Ángel Peralta
Agregado de la Embajada Argentina en Ecuador: Carlos Monza
Presidente de la Delegación: Francisco Marcitelli
Jefe de pasajes de F.A.M.A.: Regino Fernández
Juan Armando Scarpatti
Osvaldo Zambra
Elbio Lentini
Federico Rosas
Enrique Barcia
José Revita
Cayetano Colonelo
Mario Rebelo

Investigación y texto: Natalia Colombo.
Fotos diario de la época: Andrés Vitali.

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