Futuro en riesgo, carriles separados
15/8/22- Hace pocos días se dieron a conocer los resultados de la encuesta de UNICEF sobre la situación de la niñez y adolescencia en nuestro país.
Si bien no se necesitan encuestas para darnos cuenta de la gravedad del escenario en que vivimos, los datos duros producen tristeza y preocupación.
Conocemos la importancia de la nutrición para el desarrollo del cerebro y del potencial cognitivo, especialmente durante los primeros años de vida. Un niño que no se alimenta correctamente no podrá desarrollar todo su potencial cognitivo y eso se traducirá en serias dificultades en su trayectoria escolar, por lo tanto, en su futuro como persona.
Es una inmoralidad tener un 60% de pobreza infantil en un país productor de alimentos y de proteínas.
Según UNICEF, más de un millón de niños dejó de comer alguna comida (desayuno, almuerzo o cena) por falta de dinero y en igual situación se encuentran tres millones de adultos. Muchos hogares ya no se endeudan para comprar bienes, sino que lo hacen para la compra de alimentos.
El consumo de carne, con respecto al año anterior, se redujo en un 67%, el de frutas y verduras en un 40% y el de lácteos un 38%.
Estos alimentos básicos y necesarios se encuentran cada día más lejos del alcance de las familias, y, por ende, de nuestros niños, niñas y adolescentes.
Más de la mitad de la población se encuentra asistida por algún tipo de ayuda del estado, aunque esta asistencia ya no es suficiente para satisfacer las demandas básicas.
Sumado al déficit de proteínas y alimentos básicos, estamos transitando la tragedia educativa más importante de nuestra historia.
La deserción escolar, la prensencialidad intermitente, la falta de acceso a conectividad, profundizan aún más la situación.
Me pregunto dónde estarán aquellos que integraban la «Mesa del Hambre,» dónde quienes conformaban ONG solidarias y alzaban la voz justamente por la pobreza infantil.
Dónde estarán algunos integrantes de la iglesia católica que marcaban dichos déficits.
Dónde estarán aquellas voces de artistas y famosos que decían “Con los chicos no”.
¿Utilizaron la situación para hacer política?
El hambre y la pobreza infantil no tienen partido político, son un problema de todos.
Mientras la política va por el carril de sus propios intereses, hablando de candidaturas, pensando en el 2023, haciendo declaraciones en los medios, hablando del dólar, de reservas, de economía, de alianzas, el futuro de nuestros niños, niñas y adolescentes va por el carril de la pobreza y la pauperización progresiva.
Ojalá volvamos a escuchar las voces acalladas de la lucha contra la pobreza infantil.
Ojalá podamos entre todos resolver esta situación prioritaria.
Ojalá dejemos de hablar y pongamos a los niños, niñas y adolescentes, como sujetos de derecho que no pueden seguir siendo vulnerados.
Ojalá cuando se trata de nuestros niños, niñas y adolescentes que son el futuro de nuestro país, no exista ninguna grieta.
Ojalá todavía estemos a tiempo.
Dr. Víctor Reinaldo Aiola
Intendente Municipal de Chacabuco