La irresponsabilidad, la impericia, la gestión adolescente y “farandulesca” de la vacuna, pone en jaque a una sociedad que creía ya haberlo visto todo
19/2/21- En una república democrática los privilegios son reprochables, pero en una república en crisis sanitaria y económica, mucho más.
Los motivos de la salida del Ministro Ginés González García de la cartera de salud, claramente demuestran un final cantado, ante una evidente falta de rumbo en materia de lucha contra el COVID, en general, y en el manejo de las vacunas en particular.
La irresponsabilidad, la impericia, la gestión adolescente y “farandulesca” de la vacuna, pone en jaque a una sociedad que creía ya haberlo visto todo. La politización extrema de la vacuna llevó al Gobierno Nacional y Provincial a ofrecer a los ciudadanos registrarse en un lugar partidario para recibir la misma.
Una cosa es que esos datos los pida el Estado y otra muy diferente es que los solicite una unidad básica.
No hay gestión, ni plan, ni certezas. Vacunar en las escuelas, en lugar de usar las estructuras municipales de salud, no tiene ningún sentido. Por el contrario, genera costos innecesarios, y pronósticos de resultados al menos dudosos.
En fin, llegamos al triste colofón de un Ministro que en ningún momento estuvo a la altura de la crisis que tenía que administrar, que en vez de ocuparse del objetivo primordial, que es llegar con la vacuna a ancianos y personas vulnerables, se dedicó a facilitárselas a los amigos del poder.
La solidaridad no se argumenta, la solidaridad se ejerce. Los privilegios de algunos son en desmedro del resto de los Argentinos y Argentinas.