28 DE JUNIO DE 1966: GOLPE CÍVICO-MILITAR CONTRA EL GOBIERNO RADICAL DE ARTURO ILLIA

Arturo Illia.
Arturo Illia.
28/6/14- Ejemplo de honestidad, austeridad y respeto de las instituciones. Ejemplo de ejemplos. Un radical que representa los valores más profundos del ideario partidario. Hace exactamente cuarenta y ocho años un nuevo corte de la institucionalidad democrática cortaba de pleno las posibilidades de completar una obra de gobierno que, sin duda alguna, ha quedado en la historia argentina con mayúsculas. Ha dicho el propio Illia que “a mí me derrocaron las veinte manzanas que rodean la casa de gobierno”, demostrando con esa figura que se repetía un clásico en la historia política argentina: la combinación de intereses militares, económicos, tanto de origen nacional e internacional, y corporativos que daban como resultado el derrocamiento de un gobierno surgido de las urnas.
Don Arturo Umberto Illia, hijo de italianos, médico de profesión, nacido en un hogar bonaerense, en la ciudad de Pergamino, demostró en su obra de gobierno que lo nacional y popular eran la agenda que debía marcar la tarea de un gobierno moderno y consecuente con los intereses del pueblo. Durante su gobierno, entre otras cosas, se anularon los contratos petroleros firmados durante el gobierno de Frondizi, que ponía las reservas de petróleo en manos extranjeras; se sancionó la ley 16.459, del “salario mínimo, vital y móvil” derecho inalienable de todo trabajador; impulsó la ley de medicamentos, la famosa “Ley Oñativia” llamada así en homenaje de su ministro de Salud, Arturo Oñativia, una ley que regulaba el mercado de los medicamentos, estableciendo normas que favorecían, sin ninguna duda, los derechos de todos los argentinos a la salud, evitando sobreprecios y formulaciones mentirosas; promovió la producción ganadera, permitiendo el acceso al crédito de los productores pecuarios, y tal vez, una de las políticas más importantes: la de educación, aumentado significativamente los fondos destinados en el presupuesto nacional a esta materia, que pasó de un 12% a un 23%, trabajando también con el Plan Nacional de Alfabetización y promoviendo como ninguno la educación universitaria.
Don Arturo Umberto Illia hizo esto y mucho más, y fue por ello que las fuerzas desestabilizadoras operaron para que esta ejemplar obra de gobierno no alcanzara los nobles fines que marcaran su norte. El ejercicio de la memoria es una gimnasia ineludible a la hora de pensar la historia como país: debemos mirar el pasado para no reiterar errores, para abrevar en aquellas experiencias que sí valen la pena repetir. Hoy, a cuarenta y ocho años del golpe de estado llevado a cabo el 28 de junio de 1966, que iniciaron otra de las muchas etapas negras de nuestra historia, y que gracias al ejercicio permanente de todos hemos conseguido ahora vivir este período de democracia ininterrumpida desde 1983, debemos volver a recrear esas políticas que formaron la columna vertebral del gobierno de Illia. Don Arturo Umberto Illia no es solo ejemplar por su bonhomía, por ser un hombre de bien, por el talante democrático e institucional, no; además de eso fue un estadista ejemplar por proponer una política de gobierno superadora, basada en los valores nacionales y populares, en el apoyo a la educación, en sus políticas sanitarias.
A casi medio siglo del ominoso derrocamiento de uno de nuestros mejores hombres, es una obligación ética no olvidar su legado, pues de los mejores hombres es de quienes obtenemos las mejores lecciones, los mejores ejemplos. Y volver a la historia no es solo una obligación para cada uno de nosotros, sino que es también una tarea educadora, para que las actuales generaciones jóvenes, y las futuras, sepan de dónde venimos y de lo que fuimos capaces de hacer –aunque no lo dejaran- con hombres como nuestro paisano, radical y demócrata, Don Arturo Umberto Illia.

EZEQUIEL COURADE – JUVENTUD RADICAL

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