16 DE JUNIO: EL SALVAJISMO OLIGARQUICO
16/6/10- ¨Las clases dominantes argentinas¨, decía el intelectual Aníbal Ford, “tienen una fuerte propensión al asesinato”; y esa propensión les viene desde el fondo de nuestra historia.
Los gauchos retobados (o los sindicalistas) de las grandes fincas del Norte suelen morir a manos del “familiar”, un misterioso demonio que sirve a las grandes familias de la “gente decente” y encuentra su origen en la encomienda colonial.
Durante la lucha de Buenos Aires contra el gauchaje federal artiguista, los comandantes unitarios de la campaña a Entre Ríos inventaban la tortura del “enchalecamiento” para asesinar prisioneros indefensos. Desde entonces, un torrente de tortura y sangre popular mana de cada intervención porteña en el interior del país, durante setenta largos años.
A principios de la década de 1860, Sarmiento recomendaba a Mitre no desperdiciar sangre de gaucho. El prócer porteño cumplió con creces: al término de su presidencia, según el senador liberal santafecino, Nicasio Oroño, había acumulado casi 5.000 muertos. Esto no incluía a los caídos en la Guerra del Paraguay. El país, a lo sumo, tenía un millón y medio de habitantes ¡Si el Proceso hubiera sido tan mortífero como el fundador del diario La Nación, habría provocado 100.000 víctimas y no 30.000!
El bombardeo del 16 de Junio de 1955 es un hito fundamental en esta lista de masacres herodianas de inocentes. La primera mita del siglo XX, salvo unos pocos excepcionales casos donde es fácil rastrear la mano inglesa (huelgas patagónicas, La Forestal…) fue un periodo relativamente “pacifico” en la historia Argentina. Con las bombas y la metralla de los sediciosos de entonces se inaugura el segundo periodo de violencia oligárquica sistemática en la historia Argentina. El crescendo de violencia llegará a su paroxismo con el Proceso, pero todos sus componentes estaban ya sobre la mesa en el mismo momento en que un aviador argentino vomitó balas desde el cielo sobre compatriotas indefensos en las calles de la ciudad.
“La Patria tiene que ser la dignidad y el regocijo”
ATENEO ATURO JAURETCHE
Nelson Coronel